En las últimas décadas, en nuestro país se ha incrementado el número de personas que padecen azúcar alta (diabetes mellitus) y presión alta (hipertensión arterial); como consecuencia, también se han incrementado las complicaciones y las muertes por estas enfermedades. Esto se debe en gran medida al abuso en el consumo de los alimentos industrializados, los malos hábitos alimenticios, el sedentarismo, el tabaquismo y la herencia familiar.
Aunque la diabetes (azúcar en la sangre) y la hipertensión arterial (presión alta), pueden presentarse por separado, es frecuente que se padezcan juntas.

La diabetes y la hipertensión son enferrnedades frecuentes
en las personas adultas.

 

¿Qué es la hipertensión arterial o presión alta?

Es la elevación de la fuerza o presión con la que circula la sangre en las arterias del cuerpo; afecta al cerebro, corazón, pulmones, riñones, ojos, y en general a todo el organismo. Puede ocasionar la muerte.

Una persona es hipertensa si tiene su presión con la cifra
mayor en más de 140, y la menor en más de 90.



 
Existen dos tipos de hipertensión:

Hipertensión esencial:
No se conocen las causas de la enfermedad.
Casi todos los enfermos de hipertensión tienen este tipo.

Hipertensión secundaria:
Es muy poco frecuente y ocurre por enfermedades como la diabetes, enfermedades de los riñones, complicaciones del embarazo, etcétera.



 

Algunos de los factores que pueden ser propicios para que la hipertensión se presente son

 
La herencia.

La obesidad (gordura).

El sedentarismo (permanecer mucho tiempo en reposo —sentado—, no realizar ejercicio).
 
 
La alimentación inadecuada (consumo excesivo de alimentos chatarra o de bajo valor nutritivo, así como de grasa animal y sal).

El tabaquismo.

El exceso en el consumo de alcohol.

Nerviosismo o presiones de diferentes tipos (laborales, emocionales, etcétera).

El Tener diabetes o alguna enfermedad del riñón o de la tiroides.

Presiones en el trabajo.



 

Las manifestaciones más frecuentes de esta enfermedad son:
  

Dolor de cabeza.

Zumbido de oidos

Mareos.

Visión borrosa, nublada o ver lucecitas (como luciérnagas).

Falta de aire.



Hinchazón de pies o piernas.


Es importante que ante cualquier sospecha, acuda a los servicios de salud más cercanos a su hogar.



 

Acudir por lo menos una vez al año a revisión de la presión arterial, pero si tiene algún familiar con antecedentes de esta enfermedad, es necesario acudir cada seis meses, a partir de los 20 años, para lograr una detección temprana y llevar a cabo el control y tratamiento adecuados.

 
Reducir el consumo de sal y grasas de origen animal.
 
Revisión de la presión arterial.


Otras recomendaciones útiles para ayudar a prevenir la hipertensión son:

Hacer ejercicio.

Evitar subir de peso.

Llevar una alimentación balanceada, de acuerdo con las posibilidades y los alimentos de la región.

Reducir el consumo de sal y grasas de origen animal.

Evitar el exceso de bebidas alcohólicas y fumar, así como los alimentos de escaso valor nutritivo.

Controlar el nerviosismo.

Caminar como ejercicio.

En caso de presentar la enfermedad:

No interrumpir el tratamiento por ningún motivo.

Se recomienda como ejercicio caminar, aunque el médico puede indicar algún otro.

Pertenecer a un grupo de autoayuda de hipertensos.


Evitar el exceso de bebidas alcohólicas, el tabaco y los alimentos de escaso valor nutritivo.



La diabetes es el aumento de azúcar en la sangre por la falta o insuficiencia de la insulina, una sustancia que es producida por el páncreas. Su función es ayudar al aprovechamiento del azúcar que entra al cuerpo humano para obtener la energía necesaria para su funcionamiento.

La diabetes puede afectar a todo el organismo y puede ocasionar la muerte. No es curable, pero se puede controlar y evitar sus complicaciones. Es un poco más frecuente en mujeres.


Diabetes mellitus tipo I (dependiente de la insulina o juvenil)
Se caracteriza por aparecer en la infancia o en la juventud, pero también puede presentarse a cualquier edad. Hay una deficiente producción de insulina, por lo que necesita tratarse con este medicamento.


Diabetes mellitus tipo II (no dependiente de la insulina o del adulto)
Aparece generalmente después de los 40 años de edad, aunque también pueden tenerla jóvenes o niños. Los síntomas se presentan en general varios años después de iniciada la enfermedad. El páncreas produce poca insulina o ésta no funciona bien, o no puede ser utilizada. En ocasiones puede controlarse sólo con ejercicio y dieta o alimentación balanceada; en otras, es necesario tomar medicamentos o recibir insulina.





Algunos de los factores que pueden ser propicios
para que la diabetes se presente son:

Edad mayor a los 40 años.

Tener parientes directos con la enfermedad.

Obesidad (estar pasado de peso)

No hacer ejercicio o permanecer mucho tiempo sentado o con poco movimiento.

 

   

Tener hábitos alimenticios poco saludables como comer muchas grasas de origen animal.

En algunas ocasiones, el alcoholismo.



 


Las manifestaciones más frecuentes de esta enfermedad son:

Mucha sed.

Mucha hambre.

Orinar muchas veces, de día y de noche, con urgencia y en gran cantidad.

Cansancio, aunque no se realicen grandes esfuerzos.

Pérdida de peso (al inicio de la enfermedad o cuando no está controlada).

Alteración emocional como depresión o irritación con facilidad.
 

Cuando una mujer tiene diabetes, puede tener hijos que pesan más de 4 kilos al nacer.



 

Todos los adultos de 25 años en adelante tienen que realizarse los estudios de sangre en un laboratorio o con la tira reactiva, en la que con tan sólo una gota de sangre de un dedo se puede conocer el nivel de azúcar en la sangre. Estos estudios deben realizarse una vez al año, sobre todo si se es mayor de 40 años o se tienen familiares diabéticos, aunque aún no se tengan los síntomas. Así se podrá tener una detección temprana y llevar a cabo el control y tratamiento adecuados.

 
Detección oportuna mediante el análisis de sangre.
 
Evitar alimentos con grasas de origen animal o elaborados con azúcar.

También se recomienda:

Tener una alimentación balanceada.

Evitar comer en exceso grasas de origen animal y productos elaborados con azúcar.

Hacer ejercicio no fatigante todos los días.


En caso de presentar la enfermedad se recomienda además:

Realizar ejercicio frecuentemente.

Evitar el consumo de tabaco y, sobre todo, de alcohol.

Tomar sus medicamentos y no suspenderlos sin indicación médica cuando se necesita.

Revisarse, con la frecuencia que indique el médico, el nivel de glucosa de la sangre.

Acudir a revisión médica como le sea indicado en el servicio de salud al que asiste, o si tiene alguna molestia.

  Tener un cuidado especial en los pies: nunca caminar descalzo, cortar con precaución las uñas (rectas o cuadradas). Lavarse diariamente los pies y secarlos bien, especialmente entre los dedos, y no usar zapatos apretados o que lastimen.

Acudir al médico al sufrir una herida, para obtener una atención oportuna.

Pertenecer a un grupo de autoayuda para diabéticos.

 

Las heridas en personas diabéticas tardan para cicatrizar y pueden infectarse fácilmente, gangrenarse y provocar la pérdida de la extremidad afectada (amputación), por eso es importante tener la atención adecuada.

Algunas personas creen que la insulina produce ceguera. Esto no es correcto. Los problemas de la vista en los diabéticos se deben a un mal control de la enfermedad, pero no por el uso de la insulina.
Recuerde que nuestra salud es muy importante, no espere a sentirse mal para comenzar a cuidarse.