Cuidemos la salud de nuestros huesos

Los cuidados más importantes que requieren los huesos de nuestro cuerpo son: tener una dieta sana, en especial es importante comer alimentos ricos en calcio y fósforo, hacer algún tipo de ejercicio físico, descansar, evitar tener posturas incorrectas y prevenir accidentes.

El calcio y el fósforo son muy importantes en la composición del cuerpo humano. La mayor cantidad de ambos se encuentra en los huesos; una pequeña parte se encuentra en los tejidos y en los fluidos de nuestro cuerpo.

Si los alimentos que comemos no incluyen una cantidad suficiente de calcio y fósforo, nuestros huesos los liberan y pasa a la sangre la cantidad que hace falta. Pero si esto sucede con frecuencia, nuestros huesos se debilitan. El calcio también tiene un papel muy importante en la coagulación de la sangre y en el funcionamiento de los músculos y de los nervios.

Alimentos ricos en calcio y fósforo

E
l calcio y el fósforo se combinan para dar a los huesos su rigidez, la fuerza y resistencia que los caracteriza. La concentración de ambos en el cuerpo cambia según la edad y el sexo. La mayor acumulación de calcio y fósforo se alcanza en el primer año de edad y disminuye gradualmente, conforme el ser humano se convierte en adulto. Este descenso es natural e inevitable, pero puede compensarse si se toma calcio como parte de la alimentación o como un suplemento alimenticio. En la mujer la pérdida de calcio comienza en etapas tempranas y aumenta durante la menopausia.

Los alimentos ofrecen diferentes cantidades de calcio y fósforo. El calcio se puede obtener, en mayor medida, al consumir leche, frijol, epazote, huevo, sardina, queso y, sobre todo, tortilla. Aunque el maíz es pobre en calcio, al ser tratado o mezclado con cal durante la elaboración del nixtamal, consigue un aumento importante de este elemento. Por ello en los mexicanos, que incluyen la tortilla en casi todas sus comidas, se reducen los padecimientos relacionados con la falta de calcio.

Un alto porcentaje de fósforo se obtiene del ajonjolí, el quelite, el queso, la leche, los cereales y las carnes. Pero consumir estos alimentos no sirve de mucho si a menudo se beben refrescos embotellados, ya que estas bebidas provocan una disminución exagerada de fósforo en nuestro organismo, porque tienen un alto contenido de ácido fosfórico.


La osteoporosis

La pérdida o falta de calcio en los huesos es una de las causas de la osteoporosis. Esta enfermedad se caracteriza por la disminución del grosor y el aumento de fragilidad de los huesos, lo que ocasiona que ante cualquier golpe o caída los huesos tengan mayor posibilidad de fracturarse. Cuando falta calcio, la soldadura de un hueso fracturado es más lenta.

Para mantener los huesos fuertes, también se requiere en el cuerpo de la presencia de hormonas sexuales. La falta de éstas provoca osteoporosis. Aunque la osteoporosis es más frecuente en las mujeres, debido a la fuerte reducción de hormonas que ocurre cuando llegan a la menopausia, también los hombres pueden padecerla ya que con la edad, disminuye la producción de hormonas. El problema aumenta en las personas ancianas porque se suman a los cambios en la alimentación, una exposición insuficiente a la luz del Sol y la falta de ejercicio.

Otros factores que influyen también en el desarrollo de esta enfermedad son: el hábito de fumar, el consumo excesivo de alcohol y café, la falta de ejercicio. La postura de nuestro cuerpo también influye porque, por ejemplo, una mala postura al estar sentados provoca una flexión de la columna que ocasiona el desgaste de las vértebras.

Es importante considerar que la osteoporosis es una enfermedad difícil de identificar, ya que no presenta síntomas evidentes. La mayoría de las veces sólo se detecta cuando se sufre una fractura.


Recomendaciones para prevenir la osteoporosis

Consumir alimentos ricos en calcio.


Reducir o eliminar el consumo de alcohol, café y tabaco.


Realizar ejercicio.


Evitar posturas incorrectas al caminar, al sentarse o al estar de pie.


Reducir el consumo de sal durante la adolescencia favorece la retención de calcio y el fortalecimiento de los huesos.


La osteoartritis o reumatismo

Es la inflamación de las conexiones entre dos o más huesos, llamadas articulaciones. Puede empezar a cualquier edad, pero en general suele afectar a las personas de 30 a 40 años y afecta a las mujeres, tres veces más que a los hombres.

Se desconoce la causa exacta de esta enfermedad, pero se considera que está relacionada con el sistema inmunológico o de defensa del cuerpo. Éste, en lugar de proteger al cuerpo, ataca a las articulaciones causándoles inflamación. En algunos casos su origen es hereditario; en otros, la causa que la desencadena puede ser una infección provocada por un virus.

Algunos de los síntomas que pueden presentarse son: inflamación, dolor o sensación de calor en una o más articulaciones, a menudo en ambos lados del cuerpo, rigidez de las articulaciones, especialmente al despertarse, pérdida de peso, fiebre o fatiga inexplicables y malestar general.


Recomendaciones para disminuir los dolores reumáticos

Descansar y evitar, si es posible, los trabajos o ejercicios pesados.


Realizar ejercicios ligeros que le ayuden a mantener o aumentar la movilidad de las articulaciones.


Las fracturas

Las fracturas son la rotura de los huesos. Todas se caracterizan por un dolor agudo y de fácil localización.

Se conocen varios tipos de fractura, entre las que destacan: las fracturas conminutas, en las que un hueso se secciona en varios pedazos. Las fracturas en rama verde, se producen por la ruptura parcial de un hueso. La llamada fractura expuesta ocurre cuando los pedazos de hueso desgarran la piel y éstos pueden observarse a través de la piel herida. Este tipo de fractura, si no se atiende adecuadamente y con rapidez, puede ser la causa de una infección que, en algunos casos, resulta más peligrosa que la fractura misma.

Fractura
conminunta


Fractura
rama verde

Fractura
expuesta

Las fracturas son más frecuentes en las personas de edad avanzada, debido a la pérdida de calcio en sus huesos que se hacen menos rígidos y resistentes. También suelen ocurrir por accidentes relacionados con actividades físicas, juegos, deportes o el trabajo. En estos casos los más afectados suelen ser niños/as y jóvenes.

El tiempo de recuperación de una fractura varía según su gravedad y la edad de la persona lastimada. En los niños/as los huesos sanan más rápido. En personas ancianas, la recuperación toma mucho más tiempo y, a veces, los fragmentos separados nunca vuelven a unirse.


Recomendaciones en caso de fractura:

Impedir que el lesionado se levante o se mueva porque cualquier movimiento puede agravar la fractura. Manténgalo en una posición fija.


No tratar de acomodar los huesos si no tiene experiencia, porque esto puede causar un daño mayor.


Si es posible, inmovilizar los huesos con tablas delgadas y hacer amarres o ligaduras con trapos, pañuelos, cinturones o cuerdas.


Cuando la fractura es expuesta, limpiar bien y desinfectar la herida y el hueso. Cuidar de no lastimar el hueso dañado.


Solicitar ayuda a la brevedad, a personas del sector salud; cuando esto no sea posible, es necesario trasladar al herido en una camilla al servicio de salud más cercano para que sea atendido. La camilla se puede improvisar con mantas, una puerta o una tabla.