Infecciones de transmisión sexual


Las infecciones de transmisión sexual, también conocidas como ITS (Infecciones de Transmisión Sexual), son aquellas que se adquieren por medio de las relaciones sexuales, provocan malestares en los genitales y en otros órganos de hombres y mujeres. En algún tiempo se conoció a estas enfermedades como enfermedades venéreas, pero hoy se les llama infecciones de transmisión sexual, por ser un término más preciso.

Desafortunadamente, por vergüenza hacia nuestra propia sexualidad, por prejuicios morales, por desconocimiento o por falta de información confiable, se ha dificultado la difusión del conocimiento de las causas que provocan este tipo de infecciones. Pero, sobre todo, se ha limitado la difusión de métodos para prevenirlas.

Cuando iniciamos la etapa de nuestra vida en la que tenemos relaciones sexuales, es porque nos sentimos con la suficiente madurez para desarrollarnos en otro aspecto muy importante de nuestra vida. Esto trae consigo una serie de responsabilidades, como cuidar la salud de nuestro cuerpo y el de nuestra pareja, tomar conciencia de los riesgos físicos y psicológicos a los que estamos expuestos y, por último, asumir las consecuencias de las relaciones que establecemos.

Las infecciones de transmisión sexual pueden ser provocadas por bacterias, protozoarios, virus, hongos o parásitos. A excepción de aquellas ocasionadas por virus, todas las demás son curables, siempre que sean atendidas oportunamente, es decir, cuando la enfermedad está en sus etapas iniciales.


Enseguida se describen, brevemente, síntomas y consecuencias de algunas de las infecciones de transmisión sexual más frecuentes en México.

Sífilis. Es una enfermedad crónica, provocada por la infección de una bacteria; generalmente se transmite por contacto sexual, pero también puede transmitirse por un beso, por medio de transfusiones sanguíneas, o bien cuando hay una herida en la piel y a través de ella se entra en contacto con la lesión de una persona sifilítica. Una mujer embarazada infectada de sífilis puede contagiar esta enfermedad al nuevo ser. Si la mujer recibe tratamiento durante los primeros meses de embarazo, el contagio se puede evitar.

Esta enfermedad tiene manifestaciones y etapas diferentes. Una primera señal es la aparición de un pequeño grano, llamado chancro, en el lugar donde ocurrió el contagio. Esta lesión puede desaparecer un mes después, pero esto no significa que la enfermedad se haya curado.

Seis u ocho semanas después de la primera lesión, se pueden presentar síntomas tales como: fiebre, palidez, pérdida de peso y malestar general, pequeñas ronchas de las que sale un líquido que puede infectar a otras personas si tienen contacto directo con él. En algunos casos hay pérdida de pelo, cejas y pestañas. La duración de esta etapa puede ir de semanas a un año, para luego desaparecer sin dejar cicatriz.

Algunas veces, la sífilis, en las primeras etapas, puede permanecer latente, esto quiere decir que no se presentan síntomas en la persona infectada, pero la enfermedad sigue evolucionando en el organismo. Dos o tres años después de que una persona fue infectada, pueden presentarse pequeños tumores en el cráneo, la frente, la lengua y las extremidades. También puede afectar el hígado, estómago, riñones, laringe, huesos, articulaciones y glándulas mamarias.

Otras veces, las lesiones se pueden presentar 20 o 30 años después de la infección; éstas afectan al sistema circulatorio, dificultando la circulación de la sangre. La sífilis puede llegar a producir la muerte si no se atiende.


Gonorrea. Es una enfermedad producida por la infección de una bacteria que, en la mayoría de los casos, entra al organismo a través del contacto sexual. Después del contagio, la enfermedad puede evolucionar de diferentes formas: desaparecer espontáneamente, propagarse al aparato urinario, permanecer en forma latente o bien, pasar al aparato circulatorio y causar alteraciones al corazón y en las articulaciones.

En los hombres los síntomas pueden ser dolor o ardor al orinar, deseos de orinar frecuentemente y en pequeñas cantidades; después hay escurrimiento de un líquido color verde amarillento por la uretra, hay dolor en la cadera y se puede presentar fiebre. Si la persona no recibe atención médica la próstata se puede inflamar.

En las mujeres puede presentarse dolor al orinar, deseos de orinar frecuentemente y en pequeñas cantidades, secreciones vaginales, dolor en la parte baja del abdomen y fiebre.

Tanto en hombres como en mujeres, la gonorrea puede provocar esterilidad; también puede causar alteraciones en el corazón, el hígado, en las meninges y, en casos raros, puede afectar el iris de niños recién nacidos ocasionándoles ceguera.

Herpes genital. Esta enfermedad es provocada por la infección de un virus. De los dos a los doce días después del contagio, se presenta un dolor leve y una sensación de comezón.

Posteriormente, aparecen pequeñas ampollas que se abren dejando ulceraciones muy dolorosas. En las mujeres se presentan en el cuello uterino, la vulva, la vagina, la uretra y el ano; en el hombre, se presentan en el pene y en la uretra. Puede haber fiebre y molestias al orinar.

Las lesiones son crónicas y hay tendencia a las recaídas. Las ampollas pueden desaparecer, pero esto no significa que la enfermedad haya desaparecido. Es una infección que puede ser transmitida en el momento del parto, por ello se recomienda que la madre dé a luz mediante una operación cesárea. Hasta el momento, no existe cura para el herpes, pero sí puede controlarse mediante el tratamiento oportuno.


Clamidiasis. Es una enfermedad genital producida por una infección de transmisión sexual, consiste en la inflamación de la uretra. Es difícil distinguir las manifestaciones de esta enfermedad, de las causadas por la gonorrea; se presenta secreción, en cantidades moderadas, de un líquido transparente o verde amarillento, parecido al que produce la gonorrea, hay ardor al orinar. En la mujer se puede presentar sangrado vaginal entre menstruaciones, así como náuseas y dolor durante las relaciones sexuales.

En hombres y mujeres se pueden presentar infecciones sin que existan síntomas de la enfermedad. Las complicaciones de esta infección pueden llegar a causar esterilidad. La infección durante el embarazo puede causar un nacimiento antes del término y provocar neumonía o la infección de la conjuntiva del recién nacido.

Tricomoniasis. Enfermedad producida por un parásito que puede vivir 7 horas fuera del cuerpo humano; esto puede favorecer el contagio al estar en contacto con una prenda infectada. En la mujer, el parásito generalmente habita en la vagina; los síntomas son aparición de pequeñas lesiones hemorrágicas de color fresa, comezón en la vulva, flujo espumoso de color amarillo verdoso y de mal olor, inflamación en la vagina, lo que provoca que las relaciones sexuales sean dolorosas.

En los hombres, el parásito permanece en la próstata, la uretra o las vesículas seminales, en la mayoría de los casos no hay síntomas, aunque en algunas ocasiones se inflama la uretra y hay dolor al orinar. Este padecimiento coexiste con la gonorrea. Ocasiona complicaciones durante el embarazo.


Condilomatosis. Esta enfermedad es producida por la indección del virus del papiloma humano que tiene 50 diferentes tipos. Se manifiesta por la aparición de pequeños tumores, en forma de verrugas húmedas, con aspecto de coliflor, tienen olor desagradable, son de color rosado, rojo o grisáceo y sangran con facilidad. Las lesiones aparecen en el pene, los labios mayores y menores, la vagina, el cuello del útero, el ano, en el pezón, las comisuras de los labios, las axilas, entre los dedos y en las cavidades nasales. Las molestias principales son ardor y comezón. Algunas de las lesiones están relacionadas con la aparición del cáncer.


VIH/SIDA. El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) es una enfermedad provocada por la infección del virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Principalmente se transmite por vía sexual y es considerada la enfermedad más grave que hay en la actualidad. Se ha extendido rápidamente en todo el mundo; actualmente existen millones de personas infectadas. Esta enfermedad es contagiosa, incurable y mortal. No obstante, al igual que las otras infecciones de transmisión sexual, puede prevenirse. Debido a su importancia, en esta Revista hay un texto específico, para que usted conozca a detalle sus causas, sus consecuencias y formas de prevención.


Recomendaciones para prevenir y atender estas enfermedades

Mantener relaciones con una persona sana. Promueva la fidelidad sexual.


Tener relaciones sexuales seguras, es decir, use condón de manera constante y adecuada. Evite la penetración sin protección.


Lavar con agua limpia y jabón sus órganos sexuales, el ano y manos después de tener relaciones sexuales.


Evitar tener relaciones sexuales casuales, sobre todo si desconoce si la otra persona tiene o ha padecido alguna enfermedad de transmisión sexual.


Evitar el contagio a su pareja sexual. Ante la menor duda de infección use condón. Recuerde que una infección de transmisión sexual no es motivo para ofender o discriminar a quien la padece, pero evitar el coito sin protección mientras no se esté sano es indispensable para proteger la salud.


Recordar que algunos síntomas pueden aparecer tiempo después de haber tenido relaciones sexuales con una persona infectada.


Revisar periódicamente sus órganos genitales y fijarse si hay algo distinto en ellos, por ejemplo, algún grano, irritación, dolor o secreción.


Acudir al médico ante cualquier malestar. Recuerde que recibir un tratamiento oportuno y adecuado es la base para curar cualquier tipo de enfermedad.


Avisar inmediatamente a su pareja sexual, si le confirman que usted tiene alguna infección de transmisión sexual, ya que también esa persona necesitará tratamiento. Si la pareja no recibe atención médica adecuada, el riesgo de contagio se mantendrá.


Tomar sólo los medicamentos recetados por el médico, no se recete medicamentos por su cuenta.


Evitar aplicar pomadas u otras sustancia en los genitales que no hayan sido recetadas por un médico o por personal de salud.


Aplicar o tomar todo el tratamiento que el médico le indique. De no hacerlo, se disminuyen las posibilidades de controlar o eliminar a los microbios que provocaron la enfermedad y esto puede traer graves consecuencias para su salud.

En caso de que conozca a una persona que esté en riesgo de contagiarse o que haya padecido alguna infección de transmisión sexual, usted puede apoyarlo revisando con ella la información de este texto y recomendándole que acuda regularmente con un médico.