¿Quiénes son los causantes?

En nuestro país, las enfermedades más frecuentes que producen diarrea son causadas por algunos tipos de virus, bacterias y parásitos, como las giardias, las lombrices, los gusanos y la solitaria.

Para que se presenten estas enfermedades se requiere de tres factores:


a) El causante de la enfermedad (agente).
b) El enfermo (huésped).
c) El ambiente (agua contaminada, polvo, moscas y otros insectos, así como el excremento a ras del suelo, sin cubrir).

Los virus, las bacterias y los parásitos se transmiten al beber agua o comer alimentos que han sido contaminados con excremento humano. Por ejemplo, si un señor que ha sido contaminado por cualquiera de estos organismos pasa al baño, no se lava las manos y prepara agua de frutas o tacos, puede contaminar el agua o los alimentos.

Las señales que tiene la persona enferma pueden ser: dolor de estómago, diarrea o chorrillo, que puede tener moco o sangre, ganas de devolver la comida (ascos), vómitos y calentura.

Se recomienda que la persona que tiene diarrea no suspenda los alimentos, tome líquidos en abundancia y acuda al servicio de salud más cercano a su comunidad para ser atendido.

Las lombrices o gusanos dañan el intestino delgado. Al principio, el enfermo puede no presentar síntomas; éstos se manifiestan conforme la enfermedad avanza.

Los síntomas de una persona con lombrices o gusanos son: palidez, vientre abultado (niños/as), diarrea con salida a veces de gusanos, dolor de cabeza y estómago, cansancio, falta de hambre, ganas de vomitar, ascos.

Es necesario acudir a los servicios de salud más cercanos a la comunidad para recibir el tratamiento adecuado.

La solitaria afecta al ser humano y cuando está en forma de huevecillo se llama cisticerco. Estos huevecillos pueden llegar al cerebro, músculos, ojos y otros órganos del enfermo y causar trastornos graves. El ser humano puede alojar en su intestino delgado la solitaria; allí se desarrolla y produce sus huevos, los cuales salen junto con el excremento y pueden contaminar el agua y los alimentos, que al ser consumidos por las personas les produce teniasis. Los cisticercos pueden ser transmitidos al consumir carne de puerco, por lo que es necesario cocerla bien antes de comerla, para evitar la enfermedad llamada cisticercosis. Los huevecillos del cisticerco también pueden ser pasados de una persona a otra o ingerirlos el mismo enfermo al no lavarse las manos después de ir al baño para preparar los alimentos y comer.


Los síntomas de una persona que tiene solitaria son dolor de estómago, ascos, pérdida de peso, malestar general, dolor de cabeza, diarrea o mareo, o pueden no tener síntomas notorios.

Las personas con cisticercosis en un estado avanzado pueden presentar crisis convulsivas (ataques), deterioro mental, parálisis, alteraciones de la vista, en ocasiones ceguera y bolas en los músculos de las piernas y los brazos.

En estos casos es necesario acudir o llevar a la persona enferma de inmediato a los servicios de salud más cercanos a la comunidad para recibir el tratamiento adecuado.

Es muy importante identificar los factores de riesgo como son: vivir o haber vivido en áreas con deficientes servicios (agua potable, drenaje, servicio de limpia, etcétera).

Por lo tanto, se recomienda tomar en cuenta las siguientes medidas de prevención:

Asear el lugar donde se vive, principalmente los pisos donde se acumula la tierra y el polvo.

Enterrar el excremento o cubrirlo con cal, en caso de defecar al ras del suelo.

Beber agua hervida o clorada.

Lavar bien frutas y verduras.

Evitar el uso de aguas negras para el riego de cultivos.

Lavar bien las manos antes de cocinar alimentos, para evitar que se contaminen.

Lavar las manos después de ir al baño y antes de preparar y tomar los alimentos.

Llevar a cabo prácticas de higiene en el hogar y en la comunidad.

Evitar comer carne de puerco con granillo, tomatillo (quistes o larvas) cruda o mal cocida.

Colocar la basura en sitios adecuados y eliminar la fauna nociva (cucarachas, moscas, roedores, etcétera).