¿Se imagina que pueda sucederle algo malo por querer saber cómo funciona su cuerpo? Hace algunos siglos, muchas personas fueron perseguidas porque intentaron conocer el interior del ser humano. Como ejemplo, el médico español Miguel Servet fue condenado a morir en la hoguera; él se atrevió a afirmar que la sangre circulaba por arterias y venas y que pasaba por nuestros pulmones. Conocer nuestro cuerpo nos ayuda a comprender mejor su funcionamiento y a cuidarlo.



¿Sabe cuál es su tipo de sangre?


No

 

¿Por qué es importante conocer nuestro tipo de sangre? Elija su respuesta.

Para saber cómo funciona.
Para donar o recibir sangre.
Para saber si es azul o roja.
Para conocerme mejor.

Hay diferentes tipos de sangre, pero los más comunes son A, B, AB y O. Además, podemos ser Rh + (positivo) o Rh - (negativo). Saber qué tipo de sangre tenemos es muy importante. Si usted todavía no lo sabe acuda al Centro de Salud más cercano para que le hagan un análisis y lo conozca.

Cuando una persona ha perdido mucha sangre o padece una enfermedad como la anemia su vida corre peligro; puede salvar su vida con una transfusión sanguínea, es decir, si le inyectan la sangre donada por otra persona. En estos casos es importante asegurarnos de que se utilizará “sangre segura”, es decir, aquella que está controlada por el sector salud, de esta manera se evitarán enfermedades contagiosas, como el SIDA y la hepatitis, entre otras.

Hacer una transfusión con el tipo de sangre equivocado puede matar a la persona. Por eso es importante conocer cuál es su tipo y grupo sanguíneo.



En el menú de la izquierda entre a la Revista y lea el texto Aunque se ve roja, no toda la sangre es igual.


El sistema circulatorio está formado por el corazón, una red de conductos llamados, arterias, capilares y venas y la sangre que viaja por ellos.

Al viajar, la sangre lleva a todo el organismo las sustancias nutritivas y, mediante los glóbulos rojos, el oxígeno que el cuerpo necesita para funcionar. También va recogiendo los desechos que serán expulsados por el aparato urinario.
La sangre también contiene glóbulos blancos que nos defienden de las infecciones, y plaquetas que reparan los vasos sanguíneos o rotos cuando sufrimos alguna herida y que al juntarse forman costras.

Estos componentes de la sangre sólo se pueden ver con un microscopio, que es un aparato que amplifica el tamaño de los objetos.