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Hace año y medio, la Brigada Callejera "Elisa
Martínez" hizo una encuesta entre 70 trabajadoras sexuales de
La Merced. Les preguntó si habían asistido al Hospital
Gregorio Salas, a Conasida o algún centro de la Secretaría
de Salud (Ssa), para la detección de anticuerpos al VIH o Enfermedades
de Transmisión Sexual (ETS). Una de cada tres dijo que alguna vez
había ido. Dos de cada tres contestaron que nunca y que probablemente
no lo harían, porque preferían no enterarse y vivir
con el tormento. Asimismo, señalaron que un inspector había
asegurado que las autoridades delegacionales llevaban un control computarizado
—con nombres y domicilio— y ellas no querían exponer
a sus familias. |
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Si bien no encontramos evidencia que comprobara ese
rumor, sí charlamos con varias sexoservidoras. He aquí
algunos de sus comentarios: |
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“La primera vez que oí hablar del sida
fue hace unos ocho años. Una amiga me explicó más
o menos qué era, pero tampoco tenía mucha información.
Poco a poco he ido sabiendo más e incluso conocí a una
chica muy joven que murió de eso. Dejó a sus tres niños
con su mamá, y ahora la viejita vende chicles para mantenerlos.
Fue muy triste ir viendo cómo se fue desmejorando. Aunque yo
también tengo hijos y somos muy pobres no acepto relaciones
con tipos que no quieran usar condón. El otro día uno
me ofreció más pago, pero le dije que no y tampoco le
regresé su dinero, porque nosotras cobramos por adelantado.
Han muerto varias y hay mucha alarma.” |
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«Para
mí —y creo que para todas— ha sido muy
difícil hacer que los demandantes usen preservativo.
Muchos dicen que no se siente lo mismo y que si están
sanos para qué ponérselo. Les decimos que eso
no nos consta. Son unos machos, pero a Dios gracias ya también
hay muchos que incluso nos hacen pruebas para cerciorarse
de que lo hacemos protegidas. En una ocasión, uno me
ofreció 500 pesos si lo hacía sin condón.
Cuando le respondí que se fuera muy lejos con sus billetes,
me dijo que sólo estaba probándome para ver
si realmente lo usaba. A una compañera con la enfermedad
la ayudamos a poner una tiendita de ropa interior y ya dejó
el oficio. Otra se enteró cuando ya estaba embarazada
y dijo que lo que más quería en la vida era
tener a su bebé. La niña ya tiene dos años
y está lindísima.” |
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"Yo ya tengo 53 años y es muy difícil
negociar. Eso se les facilita más a las jóvenes. El
otro día lo mencioné y el cliente me acusó de
que lo que yo quería era sacar más vendiendo condones.
Así es como la infectan a una y luego le llegan con el 'regalito'
a la esposa.”
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“Nosotras formamos la Cooperativa de Mujeres
Libres e interpusimos una denuncia por lenocinio contra María
Elena Zenteno, que manda en el Parque Loreto. Nos extorsiona muchísimo.
Queremos que el dinero que ganamos sea para nosotras.” |
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“Yo compro condones Encanto por baratos,
porque el precio es muy importante para nosotras. Todas estamos
muy jodidas, pero sabemos que con ningún dinero del mundo
se puede aliviar ese mal. También hay otras infecciones que
nunca se curan. El dinero va y viene, pero la salud no.” |
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“Tengo dos hijos adolescentes y creen que
trabajo de mesera. Voy guardando el dinero y digo que son las propinas.
Cuando eran más niños, tenía que dejar a alguien
que los cuidara por 35 pesos. Lo que me pagaban en un restaurante
no daba ni para sobrevivir. No tengo marido y he buscado trabajo
en lugares donde me ofrecen sueldo mínimo, o menos, y se
me va todo en peseros. Estoy tratando de ahorrar para poner un negocio
y salirme de esto.” |
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“Nosotros estamos de acuerdo con definir
puntos, horarios y vestimenta de trabajo. También nos parece
importante que siga existiendo la credencial, porque es un bien
para nosotras y podemos trabajar más tranquilas. Hubo un
tiempo que no la teníamos y sabíamos que existía
el sida. Cuando hay alguien que no tiene la credencial, hacemos
todo por convencerla, pero hay quienes nunca la aceptan. En Conasida
nos tratan dignamente, como debe ser.” |
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"Aparte de ser prostituta, también hago
lucha libre, pero aquí en La Merced los pleitos por el poder
andan peor que en el cuadrilátero. El año pasado me
secuestraron y golpearon dos veces. Creo que sé quienes fueron,
pero prefiero no mencionar nombres. Me subieron a una camioneta y
me violaron. La policía no me hizo caso, porque dijo que nosotras
no podemos acusar a nadie de violarnos, porque nos dedicamos al trabajo
sexual. La golpiza estuvo tan fuerte que se me salieron los intestinos
y aunque estuve meses en el hospital, todavía no me recupero.
En unos días me tienen que operar. Viéndolo bien, realmente
no me fue tan mal, porque salí viva. Hace dos días asesinaron
a un chavo travesti en un hotel cercano y nadie ha reclamado su cadáver". |
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"Soy de Puebla y vengo de familia campesina.
Hace 12 años que llegué al Distrito Federal, busqué
trabajo, pero todo mundo me pedía referencias o papeles de
escuela que no tenía. Me desesperé muchísimo
y una amiga me sugirió que fichara en una cantina. Al poco
tiempo empecé a trabajar como sexoservidora y te puedo asegurar
que a ninguna le gusta este oficio, pero de algún lado hay
que sacar para comer. ¿O no?” |
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Lilia Rubio. “El dinero va y viene; la
salud no”, en Letra S, Suplemento
del periódico La Jornada, 3 de julio de 1997.. |
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